Cada creador oye críticas similares cuando presenta sus ideas, sin pruebas en la mano, podría decir que ellos han escuchado alguno de los siguientes comentarios después de proponer alguna idea si no es que varios:

• Esto nunca funcionará.
• Nadie necesitará esto.
• En la práctica no puede funcionar.
• La gente no lo entenderá.
• Esto no es un problema
• Esto es un problema, pero a nadie le importa.
• Este es un problema, a la gente le importa, pero no generará dinero.
• Esta es una solución en busca de un problema.
• ¡Salte de mi oficina!

Lo que tenemos que hacer cuando esto pasas es seguir el ejemplo de los innovadores experimentados, ellos se anticipan a estas críticas y preparan refutaciones o ensayan respuestas, un ejemplo sería: “¿Quién necesita comunicarse inalámbricamente en la calle (haciendo referencia al teléfono celular)? Déjame decirte quien…”. Pero aun así, aunque estemos preparados con excelentes ideas y alegatos, el convencer a la gente que vea la idea de la misma manera que la ve su creador es difícil.

Y es esta diferencia entre cómo ven su idea los creadores y como la ven otros, el reto más frustrante que experimentan los innovadores. Los innovadores esperan ser bien recibidos, como cuando ellos ven como algunas innovaciones son aceptadas y se nombra héroes a las personas que las presentaron, piensan que ellos serán tratados de la misma forma. Pero no importa que tan brillante sea su idea, la diferencia está ahí. Hasta que la innovación sea aceptada, se cuestionada constantemente.

Muchos innovadores desisten en este proceso, incluso si tienen prototipos funcionales ya armados, y eso que esto apenas es el principio. Los retos que siguen requieren que se tengan habilidades de persuasión más que de brillantez.

La observación que no hacen mucho los innovadores principiantes es que muchas veces esta crítica que reciben es superficial. Las preguntas que se les realizan solamente ocultan los puntos importantes. El estar respondiendo a comentarios superficiales es un juego para perdedores. Todos los comentarios negativos listados a continuación, pueden apuntar a una o más perspectivas:

• Ego/envidia: No puedo aceptar esto porque a mí no se me ocurrió o Me veré débil si digo sí.
• Orgullo y política: Esto me hace ver mal.
• Personal: No me agradas, así que nunca apoyaré tu idea.
• Temor: Tengo miedo al cambio.
• Prioridades: Tengo 10 ideas innovadoras pero recursos solamente para una.
• Pereza: Soy flojo, aburrido y no me gusta pensar o hacer algún esfuerzo.
• Seguridad: Talves pierda algo y no me gusta perder.
• Avaricia: Puedo hacer dinero o construir un imperio si rechazo esta idea.
• Consistencia: Esto viola mis principios más profundos (sin importar que tan absurdos, obsoletos o ridículos estos sean).

El efecto de estos sentimientos, sin importar lo justificados o irracionales que sean, es el mismo. Solamente son reales en la mente de la persona que los siente. Si tu jefe se siente amenazado por una propuesta, aunque esas razones que él tenga sean enteramente paranoicas para ti, esos sentimientos definirán su alrededor y su respuesta a nuevas ideas. Si esos sentimientos son fuertes, es muy fácil para el usar los comentarios antes descritos para rechazar las propuestas, sin importar que tan buenas sean. Si el innovador defiende solo lo superficial pero no persuade los sentimientos más profundos, o encuentra alguna forma de  presentar la innovación de tal manera que esos sentimientos se vuelvan positivos, no obtendrá el soporte que necesita.

Todo esto es un principio mágico, las ideas innovadoras son raramente rechazadas por sus méritos, son rechazadas debido a como hacen sentir a la gente. Si nosotros nos olvidamos de las preocupaciones y los sentimientos de la gente cuando presentamos una innovación, o nos negamos a entender sus perspectivas en nuestro diseño, no estamos poniendo al borde de un precipicio.

Y… ¿Cómo son recibidas tus ideas innovadoras? Platícanos tu experiencia.