En el ambiente empresarial o de negocios siempre se trata de actuar o invertir buscando un beneficio económico, la metodología “Lean Six Sigma” no se podía quedar atrás.
Una pieza importante de nuestro proyecto es precisamente su justificación, para esto debemos de delinear un caso de negocios. Este caso de negocios nos debe de ayudar a contestar las siguientes preguntas:
- ¿Por qué deberíamos llevar a cabo el proyecto?
- ¿Cuáles son las consecuencias de no hacerlo?
- ¿Qué se espera de nuestro equipo?
- ¿Cómo se alinea este proyecto como las iniciativas y metas de negocio de la empresa?
Aunque no es determinante, es aquí donde se decide si se lleva a cabo o desecha el proyecto.
Un caso de negocios robusto tiene estos cinco componentes:
- Caso de negocios. Debemos explicar por qué el proyecto se debe llevar a cabo.
- Planteamiento del problema y la meta. Aquí describiremos el problema u oportunidad. Los objetivos del proyecto deben de ser claros, concisos y representarse en términos medibles.
- Alcance del proyecto. Debemos definir de los límites del proceso, servicio o producto que necesita ser mejorado. Los componentes que se incluyen o excluyen del proyecto deben de estar bien definidos.
- Roles del equipo. Definición de los recursos humanos que requerimos, nuestras expectativas u las responsabilidades de cada quien.
- Beneficios financieros. Necesitamos calcular los beneficios financieros (si los hay) en función de las mejoras que implementemos.
Si desarrollamos cada uno de estos componentes de manera adecuada, podremos asegurar que nuestro proyecto será exitoso. Asi que siempre empecemos un proyecto con la definición del problema y la meta. Lo que realmente debemos evitar, es el empezar un problema con términos generales y ambiguos, si asi lo hacemos, nos confundiremos.
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