Buen día estimados lectores, después de algunas semanas de no publicar articulo alguno en este blog, aquí estamos nuevamente, renovados. Estaré publicando un tema por semana mínimo, bueno, esa es la intención. Si alguno de ustedes estimados lectores desea participar con artículos relacionados con la innovación, educación y vinculación con el sector productivo así como temas relacionados con la mejora continua, hágamelo saber y con gusto le creamos una cuenta de autor.
Esta semana platicaremos sobre la vinculación de las instituciones educativas con el sector productivo y la innovación.
Tomando como base los Estados Unidos, abemos que durante las últimas décadas, la tecnología y la innovación tecnológica han ido sustituyendo a la manufactura y la agricultura como los principales motores de la economía de EE.UU. Esto lo han logrado mediante un sistema en el cual las universidades y centros de investigación norteamericanos y su asociación con la industria son importantes motores de la nueva economía. La relación entre las universidades y la industria son intercambios multifacéticos, que abarcan los conocimientos, la experiencia, la cultura de trabajo y dinero.
Considerando que la transferencia de tecnología de las universidades a la industria ha estado sucediendo desde hace más de un siglo, los vínculos entre la universidad y la industria han crecido durante las últimas tres décadas, coincidiendo con el aumento de la biotecnología.
Y… ¿en México como estamos en este tema?
El pasado 13 de enero, en el evento Expo Posgrados Ibero, Enrique Cabrero Mendoza, director general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) dijo que La desarticulación entre el gobierno, la industria y las instituciones académicas frena el desarrollo científico, tecnológico y de innovación que México requiere.
Cabrero Mendoza señaló, en su Conferencia “Ciencia, tecnología e innovación en México”, que para generar una política pública a favor de la ciencia, la tecnología y la innovación se necesita la participación de la triple hélice: el gobierno, que legisla, estimula, fomenta y debe funcionar como bisagra entre los otros actores: la industria y las instituciones académicas.
Aunque México no está mal en grupos científicos, y tiene tecnólogos, universidades excelentes y empresas, los ejes están desarticulados. La ciencia básica, la aplicada, el desarrollo tecnológico y la innovación trabajan de manera individual y se requiere que los investigadores del sistema nacional propongan soluciones a los problemas del país y no sólo se enfoquen en publicar, dijo.
Por otro lado, en comparación con Japón que destina 3.26 por ciento de su PIB, con una fuerte inversión privada al gasto en investigación y desarrollo experimental, México destina apenas 0.41 del PIB, abajo del promedio de la OCDE igual a 2.06 por ciento.
Ante esto, Cabrero Mendoza recordó que uno de los compromisos del gobierno federal es que al final del sexenio se destinará 1 por ciento del PIB al gasto en investigación, desarrollo experimental e innovación para fortalecer el capital humano, mejorar la economía y el bienestar social, siempre y cuando la triple hélice trabaje unida.
Detalló que en el futuro, además de unir los tres componentes de la política pública, el reto está en aumentar los posgrados en los sectores prioritarios: alimentos, automotriz, tecnologías de la información, química, aeroespacial, agroindustrial, biotecnología, nanotecnología, óptica y energías.
Y… ¿Tu qué opinas?
Referencias:
Managing innovation: university-industry partnerships and the licensing of the Harvard mouse; Sasha Blaug, Colleen Chien & Michael J Shuster
El Sistema Nacional de Innovación Mexicano, Instituciones, Políticas, Desempeño y Desafíos; Gabriela Dutrénit, Mario Capdevielle, Juan Manuel Corona Alcantar, Martín Puchet Anyul, Fernando Santiago y Alexandre O. Vera-Cruz
Revista Educación y Cultura; http://www.educacionyculturaaz.com/educacion/union-entre-gobierno-industria-e-instituciones-academicas-impulsara-innovacion/